EL MUNICIPIO

  A continuación os muestro un recorrido por el municipio de LOS GUÁJARES que engloba las localidades de GUÁJAR FONDÓN, GUÁJAR FARAÜIT Y GUÁJAR ALTO, en el que destaca su belleza paisajística, la riquiza de sus tierras, su clima y el valor de su patrimonio cultural. 

 

LOS GUAJARES

Antiguos compañeros de un colegio de Motril realizan la siguiente actividad formativa, en este caso una visita a una zona de nuestra tierra, importante por su historia, patrimonio, paisajes y agricultura, como es el valle de los Guájares, todo ello de una útil aplicación a la enseñanza de diversas áreas.
 Es un pueblo de gran belleza tanto en su casco urbano como en sus paisajes.

En la entrada nos recibe la fuente del pueblo.

Desde allí las vista de la fértil vega subtropical es magnifica. 


Las calles muestran el encanto de un pueblo tradicional granadino que ha sido poco transformado por el turismo y la especulación urbanística. 

Las casa se dotan en muchos casos del patio propio de la cultura mediterránea, evolución de aquellos patios romanos pero de un carácter más modesto e íntimo, aunque con una vegetación no menos bella.

En algunas casas encontramos originales elementos constructivos que proceden de la  arquitectura europea y no  musulmana, ya que esta última carece de pórticos o ventanas al exterior los cuales se encuentran abiertos exclusivamente al patio interior. Los muros suelen ser de tapial o de piedra y barro manteniendo así una temperatura más constante en el interior.

El lugar de inicio sería el templo mudéjar de la localidad, que no es el original por haber sido quemado la noche del 30 de diciembre de 1562 aquel por los moriscos con más de 150 personas refugiadas en su interior en su interior, en una guerra cruel y dolorosa.

Antigua portada del templo elaborada con gruesos sillares de travertino.

El recorrido se inicia por un camino de gran belleza donde se pueden mostrar y explicar a los alumnos tanto las rocas sedimentarias, calizas... como hablarles de la vegetación, claro está, de forma adaptada al nivel educativo a que pertenezcan.

Las especies subtropicales como chirimoyos, aguacates... enlazan con los pinares de los montes, en un terreno rico y frondoso.

Mientras el grupo de profesorado se dirige al vecino Pueblo de Guájar Faragüit

Por el camino encontramos plataneras junto a aguacates, estos más al fondo.

También especies de sombra como este "lilo de Persia" (melia azedarach), ahora lleno de frutos cuyos huesos  se han usado en ciertos lugares para fabricar collares y rosarios, de ahí el nombre de árbol de los rosarios. pero en primavera  dotado de pequeñas flores que esparcen  a gran distancia un suave y delicioso perfume nada empalagoso.

En Guájar Faragüit encontramos otra iglesia muy hermosa, un templo dividido en tramos por arcos apuntados que soportan una armadura mudéjar recientemente restaurada.

El retablo, o mejor dicho los retablos que componen el retablo mayor, pues se trata de dos partes bien distintas, la inferior mas antigua de un Barroco mas español mientras que la superior de igual estilo pero posterior, con rocalla y por tanto más próximo al Rococó centro-europeo. No he logrado enterarme aún del motivo de esta superposición de ambas partes.

Detalle de la parte inferior del retablo, en concreto de una de las puertas que comunican con otras dependencias del templo, en ella se pueden apreciar además de la talla dorada con pan de oro, las flores con que se decoran algunos de los retablos de la Escuela Barroca Granadina.

Armaduras mudéjares de la cubierta.

Restos de antiguas pinturas murales.



Ya en el campo, viejas acequias, algunas musulmanas nos salen al encuentro.

En las paratas o aterrazamientos crecen abundantes frutales de una gran calidad como este naranjo.

Otras veces son chirimoyos, como el de este huerto.

Aquí uno de los frutos del chirimoyo, aunque pude fotografiar sólo uno de los más pequeños por las dificultades de tiempo y el terreno. Al parecer son muy beneficiosos entre otras cosas para prevenir el cáncer.

Un granado con sus frutos muy ricos en antioxidantes, vitaminas y minerales.

La granada, emblema y símbolo ne nuestra tierra, que aparece en la bandera y escudo del Reino de Granada.

Grandes calabazas se curan a la intemperie después de la recolección.

Por el sendero encontramos un mapa indicativo del camino que debemos seguir.

Un mandarino.

Cruzamos el río de la Toba.

Una de las abundantes fuentes.

Viejos senderos empedrados nos permiten subir las fuertes pendientes sobre las que se eleva el poblado que visitaremos.


Un nísporo, otro de los muchos frutales propio de la zona.

Dejamos atas los terrenos de regadío y comienzan a aparecer las especies silvestres como el romero

O el tomillo, de un penetrante aroma y una calidad excepcional en estas tierras.

Preparándose para la foto de grupo.

Llegamos a los pina¡res por la empinada pendiente, pero todo sea por adquirir conocimientos par nuestro alumnos, aunque a quienes están acostumbrados al senderismo la subida se le hace menos difícil.

A pesar de ser otoño las plantas¡se visten de la gala de sus flores.

En el grupo iba un maestro bastante experto en plantas que nos explicaba sus características.


Otras se cubren de espinas y frutos.

 A pesar de la sequía del verano acabado aquí ya aparece el musgo.

Atrás, en el fondo, va quedando Guájar Faragüit.

En ese lugar escarpado aparece el poblado fortificado del Castillejo.
 Estas edificaciones corresponden al final del periodo almohade (siglo XIII), los almohades fueron un pueblo norteafricano muy integrista que invadió la península convirtiendo la parte musulmana en una provincia de un vasto imperio norteafricano con capital en Marraquech, el actual Marruecos. Al ser un pueblo del desierto acostumbrado a la vida dura su arte era muy pobre, no llegando a alcanzar la grandeza del arte califal anterior ni la del Reino zirí de Granada, anterior a esta invasión. También hay que decir que al parecer ellos trajeron la bandera blanca y verde. 
Poco a poco fueron aprendiendo de nuestra cultura y llegaron a construir monumentos muy hermosos como el alminar de San Juan de los Reyes en Granada, la Qutubiya en Marraquech o la Giralda. El material que usaban era la argamasa, el ladrillo y el tapial, casi olvidando la piedra tan empleada durante el esplendor califal.
 Nos encontramos ante un poblado de carácter residencial aunque fortificado para defenderse de posibles ataques en esta insegura etapa histórica. Las casas suelen centrarse en torno a un patio del que reciben la luz y la ventilación, quedando al exterior muros lisos y desprovistos de ventanas y decoración en unas calles muy estrechas y sinuosas.
El poblado fue abandonado de forma apresurada en los inicios del Reino Nazarí de Granada (siglo XIV).


Un viejo acueducto  descendiente de los grandiosos acueductos romanos, nos sale al encuentro. Su misión aprovisionar de agua al poblado.

Junto a él una alberca también de argamasa (cal y arena amasadas con agua) aunque en un cartel anuncia que era de tapial, cosa imposible por ser ese material muy blando y disolverse en el agua. Yo me inclino claramente por la argamasa debido también a su apariencia.

Los musulmanes, pueblo originario del desierto aprenden de nosotros  las técnicas de las canalizaciones del agua traídas aquí por los romanos, imitándolas más pobremente pero con mayor abundancia. 

Fotografía de uno de los carteles informativos puestos con dinero de los fondos europeos.

Llegamos al baluarte defensivo y a la entrada en recodo del poblado.

Aquí podemos apreciar los tres materiales empleados por los almohades, la tosca mampostería, la argamasa y el tapial, en este caso de gran consistencia.

Los recodos defensivos de la entrada.

Interior del baluarte.

La primera puerta de la derecha no es la entrada al poblado sino al baluarte, así creaban confusión en los posibles invasores.

La  entrada real era la segunda, también con recodos.

Restos cerámicos sin valor dejados por los arqueólogos. recordemos que no debemos llevarnos nada de un yacimiento, ya que además de dañar un bien común podemos ser fuertemente sancionados por incumplir las leyes del patrimonio.


Las angostas calles con muros sin ventanas al exterior.


En el muro se ven las marcas deja¡das por las vigas de madera que soportaban los techos, desaparecidas hace largo tiempo.

Lo que nunca debería pasar, basura dejada por algún excursionista anterior.
NO DEBEMOS DEJAR NADA DE BASURA EN EL CAMPO  NI RESTOS DE COMIDA YA QUE ESTOS ÚLTIMOS FAVORECEN LAS PLAGAS DE RATAS, MOSCAS Y RATONES.

El aljibe, de dos naves cubiertas por bóveda rebajada de la que se conserva un resto. El resto se vino abajo por la fragilidad del muro que separaba las dos naves.

La cubierta del aljibe sirvió de base para otras construcciones.

Vista del muro que falló.


Guájar Fondón a los pies del Castillejo.

Y Guájar Faragüit al otro lado.

Una de las calles principales, también muy angosta.

Restos de una casa con patio.

Escalera de una vivienda.

Marcas de las vigas en un muro.


El descenso.

El Castillejo y al fondo la sierra de Lújar.

Grandes setas otoñales.

Un rebaño de cabras con el macho detrás, los alumnos podrán ver aquí  animales domésticos que están a punto de desaparecer de nuestros campos.

Viejo algarrobo.

Entramos en la vega de Guájar Fondón y volvemos a encontrar gran cantidad de frutales como esta higuera (ficus cárica)

Y esta planta de perfumadas flores al anochecer, conocida en algunos lugares como floripondio.

Una ermita subterránea nos recibe.

Con una imagen de la Virgen María en su interior.
La cultura y religiosidad popular se muestra en diversos lugares de estos tranquilos pueblos.

Plataneras y frutales en un huerto.

Las calles con su original solería de pizarra muestran la el esfuerzo de las corporaciones municipales por conservar el sabor tradicional de su pueblo, sin caer en el error de usar los comunes adoquines de hormigón.

La arquitectura tradicional, bien distinta de la musulmana...

...con sus hermosos patios abiertos al disfrute de la vista de los vecinos .

Las calles presentan rincones de gran belleza que los habitantes han sabido conservar.
En estos lugares acogedores podemos resguardarnos del fuerte sol estival o charlar con los vecinos.
  
Otra hermosa hornacina , la historia viva de un pueblo.

Cerámica de Fajalauza, la tradicional de nuestra tierra, aunque por los colores y las formas creo que ha sido elaborada fuera de Granada. 

La tradición de colgar platos y otras vasijas tiene miles de años en nuestra tierra, los Bastetanos con  su capital la antigua Basti, cuyo territorio coincidía a groso modo con Andalucía Oriental ya los ponían de adorno hace 2.500 años aproximadamente.

Al recorrer las calles encontraremos gran variedad de plantas que pueden servirnos para fomentar el respeto por la naturaleza y el interés por las plantas de nuestro alumnado si le explicamos las características de las que nos resulten interesantes.


Aloe arborescente, familia del aloe vera pero que puede crecer con forma de pequeño arbolillo, además también tiene cualidades medicinales como ayudar a curar quemaduras.

Crásula arborescente.

Rusco, con propiedades medicinales.

Euforbia, también conocida como espina de Cristo, "una belleza venenosa", su savia produce irritación en la piel.

Posiblemente una variedad de clivia.

Dos hermosas crásulas.

Ficus de hoja pequeña.

Schefflera


Otra variedad de euforbia, la euphorbia trígona.



En la calle de las Monjas existe este jardincito con una serie de sedos y crásulas que forman un bello conjunto.



Una imagen de la Virgen del Carmen entre los sedos de la misma casa.

Final de la calle de las Monjas.

Una ventana típicamente granadina, alargada y con sobria reja carcelera de tipo tradicional, con aspecto sobrio y elegante a la vez.


La iglesia mudéjar al atardecer.